LA CONJUGACIÓN DE UN VERBO
Por: JAIME PAREDES CALLA (*)
Se trata de un verbo mentado en cuanta ocasión se tiene para desacreditar a algún dirigente u organización social, se lo escucha en las radios, en las llamadas telefónicas de los ciudadanos y ciudadanas, mientras que en la televisión es objeto de análisis al igual que en los periódicos. En las conversaciones cotidianas no está ausente como tampoco en estudios más académicos y otros políticos.
La particularidad de la conjugación del verbo al que nos referimos es que tiene uso tanto en sentido positivo pero mayormente en sentido negativo (como tratando de descalificar al que se atreve a adoptarlo): yo represento, tú no representas, nosotros representamos, ellos no representan, etc. (agréguese todas las formas posibles de conjugar el verbo “representar”).
De este modo se pone en tela de juicio la representación de actores sociales cuando por ejemplo en una asociación de urbanizaciones populares se observan enfrentamientos intestinos entre facciones que quieren asumir la dirigencia, o cuado por ejemplo cierta cámara de comercio e industria realiza un interesado cuestionamiento de algunas federaciones departamentales de trabajadores, desde luego que cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.
Pero también se discute la representación de actores políticos como cuando una organización política no logra obtener un porcentaje adecuado de votos en un determinado proceso electoral, o cuando cierto partido político dice representar a los “trabajadores manuales e intelectuales” y sin embargo sus actos de gobierno no se condicen con sus expresiones.
Es cierto que en nuestros países estamos padeciendo no sólo una crisis de representatividad, sino también del conjunto de nuestras democracias, de los liderazgos colectivos que no llegan a concretarse sino que se limitan a la figura de caudillos que poco o nada les interesa construir y/o consolidar verdaderas organizaciones que trasciendan en la historia, pero precisamente por ello es que los ciudadanos y ciudadanas debemos desplegar los mayores esfuerzos posibles para revertir esa situación.
Es imprescindible que desde los diversos espacios en los que nos desenvolvemos apostemos por dirigentes éticos, que respeten las diferencias que puedan existir, también es necesario que construyamos organizaciones políticas que no se limiten a participar electoralmente cada 4 o 5 años que se convocan a procesos electorales.
Todo esto nos conduce a la impostergable tarea de promover protagonismo de líderes, no “figuretismo” de caudillos, lo cual redundará en una conjugación del verbo representar en sentido positivo a manera de asumirnos constructores de un nuevo Perú.
(*) E-mail: ciudadanojaimeparedes@gmail.com
Por: JAIME PAREDES CALLA (*)
Se trata de un verbo mentado en cuanta ocasión se tiene para desacreditar a algún dirigente u organización social, se lo escucha en las radios, en las llamadas telefónicas de los ciudadanos y ciudadanas, mientras que en la televisión es objeto de análisis al igual que en los periódicos. En las conversaciones cotidianas no está ausente como tampoco en estudios más académicos y otros políticos.
La particularidad de la conjugación del verbo al que nos referimos es que tiene uso tanto en sentido positivo pero mayormente en sentido negativo (como tratando de descalificar al que se atreve a adoptarlo): yo represento, tú no representas, nosotros representamos, ellos no representan, etc. (agréguese todas las formas posibles de conjugar el verbo “representar”).
De este modo se pone en tela de juicio la representación de actores sociales cuando por ejemplo en una asociación de urbanizaciones populares se observan enfrentamientos intestinos entre facciones que quieren asumir la dirigencia, o cuado por ejemplo cierta cámara de comercio e industria realiza un interesado cuestionamiento de algunas federaciones departamentales de trabajadores, desde luego que cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.
Pero también se discute la representación de actores políticos como cuando una organización política no logra obtener un porcentaje adecuado de votos en un determinado proceso electoral, o cuando cierto partido político dice representar a los “trabajadores manuales e intelectuales” y sin embargo sus actos de gobierno no se condicen con sus expresiones.
Es cierto que en nuestros países estamos padeciendo no sólo una crisis de representatividad, sino también del conjunto de nuestras democracias, de los liderazgos colectivos que no llegan a concretarse sino que se limitan a la figura de caudillos que poco o nada les interesa construir y/o consolidar verdaderas organizaciones que trasciendan en la historia, pero precisamente por ello es que los ciudadanos y ciudadanas debemos desplegar los mayores esfuerzos posibles para revertir esa situación.
Es imprescindible que desde los diversos espacios en los que nos desenvolvemos apostemos por dirigentes éticos, que respeten las diferencias que puedan existir, también es necesario que construyamos organizaciones políticas que no se limiten a participar electoralmente cada 4 o 5 años que se convocan a procesos electorales.
Todo esto nos conduce a la impostergable tarea de promover protagonismo de líderes, no “figuretismo” de caudillos, lo cual redundará en una conjugación del verbo representar en sentido positivo a manera de asumirnos constructores de un nuevo Perú.
(*) E-mail: ciudadanojaimeparedes@gmail.com
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